Yo comía mi comida caliente. Mi ropa lucía planchada y limpia todo el día. Podía sostener largas y tranquilas conversaciones telefónicas. Me dormía tarde, tan tarde como quería (porque yo quería) y jamás me preocupaban los desvelos. Cepillaba y cuidaba mi pelo, lucía uñas largas y hermosas. Usaba tacones altísimos y camisones pequeñitos. Mi casa estaba limpia y en orden, no tenía que saltar juguetes olvidados por todos lados. No me importaba si alguna de mis plantas era venenosa, ni pensaba en lo peligroso de las escaleras o las esquinas de mis muebles. Tenía adornos en mesas bajas y flores en floreros de vidrio. No dejaba mi tiempo en consultas mensuales con los médicos, ni consideraba siquiera la palabra vacuna. No tenía que limpiar comida del suelo, ni lavar las huellas de pequeños deditos marcadas en los cristales. Tenía control absoluto de mi mente, mis pensamientos, mi tiempo, mis planes, mi cuerpo y mi aspecto físico... Dormía toda la noche y los fines de semana eran totalmente relajados e incluso románticos.
Yo nunca sentí un nudo en la garganta al mirar a través de unos ojos llorosos y una carita sucia. No conocía la felicidad total con sólo recibir una mirada. No pasaba horas mirando la inocencia dormir en una cuna. Nunca sostuve a un bebé dormido sólo porque no quería alejarlo de mí. Nunca sentí que mi corazón se rompía en un millón de pedazos al no poder calmar el dolor de un bebé. Ni nadie me hizo sentir tan valiosa como mi niño agradeciendo una cura, ni tan orgullosa como el día que hizo su primer dibujo. Nunca supe que algo tan pequeño, podía afectar tanto mi mundo. Nunca supe que podía amar a alguien de ese modo. Yo no conocía el sentimiento que provoca tener mi corazón fuera de mi cuerpo. No sabía que me sentiría tan especial al alimentar a un bebé hambriento. No sabía de esa cercanía inmensa entre una madre y su hijo. No sabía que algo tan pequeño podría hacerme sentir tan grande.
Hoy no imagino mi vida sin esa pequeña sonrisa picara y traviesa, sin mis hijos de 19 y 16, sin escuchar de sus labios…esa palabra corta e inmensa a la vez..."MAMÁ”
Y finalizo, Antes de ser mamá No sabía valorarte lo suficiente. Madre! Ahora comprendo muchas palabras y actitudes, todas eran por mi bien. Gracias, Mami!!!!, mi Carmen Elena Viera de Zurita, por enseñarme a ser madre. Y este día, en espera de tu cumpleaños, le pido a Dios, nuestro seños, que te regale de vida, salud, para que al lado de nosotros estes llena de Amor, felicidad, unión, comprensión. Te amo!!! Feliz cumpleaños adelantado!!!
Una madre es capaz de dar todo sin recibir nada. De querer con todo su corazón sin esperar nada a cambio. De invertir todo en un proyecto sin medir la rentabilidad que le aporte su inversión. Una madre sigue teniendo confianza en sus hijos cuando todos los demás lo han perdido. Gracias por ser mi madre.
MARIA ZURITA
Licda. Educaciòn Especial
Msc. Lectura y Escritura
PNL Trainner
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor no olvides colocar tu nombre o email para hacer mas dinámica la participación . . .
Maria Zurita