Ser educador no es fácil, no es solo trabajar con los niños, va más allá de eso, padres, representantes, compañeros de trabajo, directivos, supervisores, planes de estudio, contenidos y pare de contar, verdaderamente un trabajo muy ostentoso y de gran envergadura, sin embargo, parece ser que solo nosotros sabemos que es así, pero de una manera muy interna y humilde, por que con una voz muy baja decimos soy maestra, pero cuando nos dicen mae, se nos llena el corazón de energía, el alma de sabores, colores y nuestra mente de estimulantes emocionales!!!, hoy quiero dedicarle a las maestras mis mas sinceras dádivas y agradecimiento, felicitarlas por la inmensa paciencia, fortuita tolerancia, pidiendo al gran arquitecto de nuestro universo que llene cada lugar donde se imparte la formación, dones y virtudes de amor, respeto, asertividad, carisma y empatia, donde las palabras amargas se conviertan en caramelos de alma, donde las malas miradas sean flechas directas al corazón con serpentinas de amor, donde los reclamos, divergencias sean sutiles como copos de algodón y un colchón de flores, que nos llene de sabiduría, saber escuchar, palabras inteligentes y gestos nobles. El error de la formación es de todos, así mismo lo es el logro, has que los logros se conviertan en gotas y llenen el vaso de éxito, una tenue melodía de cristales, xilófono, piano, flauta y violines que de manera envolvente genera la tranquilidad y la bonanza que deseamos, donde los suspiros de amor invaden el aire que respiramos y la sonrisa se refleja en nuestro rostro. En estos ocho meses he vivido la gran experiencia de trabajar en un clima armonioso, que rebosa humanidad, de modelo de vida, los principios y valores, la integración del ser con el ambiente, la formación integral, la participación de la familia, el concepto de calidad, la labor del docente, el servicio como fin y vida, un manantIal de confianza, amistad y coraje, eso es fe y alegría. Eder, Evelin, Ceci, Miren, Dayanara, Aldrimary, Adriana, Natalia, Jendi, Willimar, Trina, Crismarly, Dignora, Sr. Contreras, Pablo, Carmen, Maria, Humberto, Kiri, Elena, Sandra, Crisel, me demostraron que La alegría es contagiosa. Las personas alegres transmiten alegría. Por eso, el Padre José María Vélaz siempre quiso que los maestros y trabajadores fueran personas alegres, que tuvieran la cualidad más importante de todo verdadero educador: "el amor a los alumnos".
Tomo unas palabras de mi gran amiga Ederlinda Gainza, pequeña en tamaño pero grande en amor, perseverancia, gratitud, belleza de alma y espíritu. Alzando un grito de constancia y pidiendo triunfo ante las dificultades.
A ti maestr@ que has sido siempre una persona dedicada con ganas de aprender cada día más, brindando un trabajo de mejor calidad, desde hoy te entrego un lápiz y papel para que anotes los maravillosos momentos que vivirás con tus niñ@s y los no tan buenos. Un clip para que colecciones los dibujos que dicen ¡te ciero mae!, un hilo para que bordes las sugerencias que te hacen con cariño. Un globo, para que en el guardes los gritos que te gustaría dar y las criticas hacia aquellos compañeros que en algún momento te pueden desesperar, guárdalos y déjalos volar. Una curita para que cures las heridas mas profundas y puedan sanar, unas calcomanías para que te felicites por los logros que obtendrás y la esperanza de cambiar las cosas. Hoy te digo desde el día que tuviste a tu primer alumno, comenzaste a ser uno se esos maestros que por alguna razón serán recordados ¿que dirán de ti cuando sean grandes?
Para finalizar, que te recuerden por tu sonrisa, comprensión, un gran corazón para escuchar, unas manos para apapuchar, una voz melodiosa y rítmica para regañar, hablar y aconsejar, todo aquello que fuera una fiesta para los músculos, para los sentidos, para la mente, la imaginación y el corazón. Una obra de permanente juventud, audaz para enfrentar las dificultades, valiente para emprender nuevos retos, generosa para abrirse siempre a los demás.
MSC. MARIA ZURITA
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