En consecuencia, es importante preparase adecuadamente, estructurar la presentación y desarrollar una serie de competencias y actitudes, las cuales listo a continuación. El orador exitoso sabe motivar, inspirar, entusiasmar y transmitir con claridad y pasión sus ideas.
Así mismo, es organizado, coherente, demuestra cultura general en su alocución y se concentra en los objetivos que quiere alcanzar con su discurso.
En otro orden de ideas, es vital que el comunicador sienta confianza en sí mismo y empatía con el auditórium, además de ser capaz de analizarlo y estar pendiente de las reacciones de éste.
De igual forma, el expositor puede mostrarse amable. Sencillo, humilde y mostrar respeto por la audiencia, a la cual debe dirigirse con contenidos y actitudes sencillas. La destreza y habilidad para el uso de recursos y apoyos logísticos, tecnológicos es fundamental.
El orador maestro tiene buena dicción, pronunciación, entonación y sabe matizar correctamente las palabras. De igual forma, tiene fluidez, soltura, espontaneidad y genera proxemia con los asistentes.
Es decir, se contacta físicamente, circulando de vez en cuando entre los presentes en su alocución. Finalmente, un orador estrella y exitoso, es creativo, sabe improvisar adecuadamente contenidos, de acuerdo a la ocasión, asocia todo tipo de recursos, frases, a través de su inteligencia y se preocupa por proyectar una excelente imagen.
Tomado de: revista letra inversa, pág. 22.
Domingo 6 de julio de 2008.
Artículo publicado por Arnoldo Claret Vèliz.
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Maria Zurita