HACEMOS CAMINOS, FORMAMOS FUTURO ! ! !

LA SOCIEDAD CASTIGADORA.

En estos momentos los venezolanos estamos pasando por una ola de castigos, reprimendas y acciones punitivas parece ser que hemos confundido las palabras, si verdaderamente queremos ser disciplinados no debemos pasar por el castigo.

Educar con amor y disciplina, educar es dar lo mejor de uno para el bien de otro de la forma que sea necesario con amor, libertad, paciencia y ejemplo.

En la educación en valores, debe estar como prioridad, la educación en una vida ordenada, dando importancia a las cosas que la tienen el verdadero amor debe conjugarse con una disciplina y unas normas que regulen la vida en el hogar.

Por desgracia, vivimos en una sociedad de consumo en la cual el desorden, la indisciplina, la falta de respeto y el capricho invaden muchísimos espacios. Capricho para la vida, para la búsqueda de comodidad en cosas totalmente secundarias, para no molestarse en hacer esfuerzos, para no imponerse puntualidad en horarios previstos, para rechazar todo sistema de ahorro. En la escuela los informes de colegios dan cuenta del aumento de la irresponsabilidad, de la despreocupación por el estudio y de la falta de orden y disciplina. Todo ello indica que no hubo verdadero amor en casa, o que fue un amor-merengue-, sin la compañía de la disciplina.

Nuestros hijos deben entender que la disciplina les traerá enormes ventajas a la larga; nosotros comprenderemos que nuestros ejemplos enseñaran más que muchos discursos. Es preciso que nosotros demos ejemplo a nuestros hijos solo se logra a base de sacrificio.

Cuando se habla de disciplina infantil, muchas veces se forma en la mente la imagen de un padre o una madre castigando a su hijo. Por eso mismo, tal vez, ha ganado espacio la idea de que disciplinar a los niños es algo negativo, autoritario o retrogrado. Lo que es necesario entender es que los niños necesitan disciplina; una disciplina que los ayude a desarrollar su potencial y que al mismo tiempo los respete y los valore.

Lo primero que es necesario reconocer, es que la disciplina forma parte de nuestras atribuciones como padres, porque le ayuda a los niños a aprender a convivir, a respetar los derechos de los demás y a ser conscientes de sus propios deberes. Disciplinar es una forma de enseñar y al mismo tiempo de transmitir nuestro amor a nuestros hijos.

No debe confundirse la disciplina con el castigo, porque este no enseña y no transmite afectos. El castigo transmite temor y desconfianza, y con el tiempo deteriora los lazos que deben unir a un hijo con sus padres. Peor aún, el castigo tiende a convertirse con el tiempo y la práctica generalizada en la solución facilista que muchos padres encuentran para suplir sus propias incompetencias.

Si usted cree que está disciplinando a su hija cuando la castiga frecuentemente, debe saber que solamente la está enseñando a temerle y a desconfiar de usted y de su competencia como padre o madre. También está sembrando en ella la semilla de la violencia y la agresividad. Ahora bien, debe saber que el castigo físico es abuso infantil. Dar golpes, palmadas o nalgadas a los niños es algo que los lastima física y emocionalmente. También se abusa de los niños cuando se les dice expresiones inapropiadas que lesionan su autoestima, cuando ellos sienten que no son amados, o que son tontos o malos.

Usted está ayudando a su hijo cuando le establece límites razonables. Ellos necesitan esos límites y los aprecian. Estos límites les dan un rango de libertad a los niños para tomar decisiones, al tiempo que les refuerza su propia seguridad.



MSC MARIA ZURITA

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Maria Zurita

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